de Jordi Masó

Una rara avis: he aquí la mejor definición que puede hacerse de este libro de cuentos sorprendente, que se salta guión normativo de la gran mayoría de volúmenes de relatos catalanas de los últimos años. No hay costumbrismo, no hay narraciones que tiren de un hilo para ganarte por KO con un giro final, no hay estructuras complejas para demostrar la pericia narrativa: a Jordi Masó (Granollers, 1967) le interesa extremar las posibilidades de la verosimilitud en la ficción para presentarnos una galería de personajes estrafalarios, todo con veleidades artísticas; biografías improbables de músicos, escritores y pintores, pero también de lampistas con siete vidas, un portero de fútbol legendario, exploradores, historiadores y un sinfín de vidas imaginarias que se nos presentan desde una distancia casi enciclopédica, de tono ensayístico, y con grandes dosis de humor. La referencia a Jorge Luis Borges se hace evidente desde el primer cuento, en el que Masó juega a intervenir en la ficción para explicar la vida propia que adquirió un personaje creado en un libro anterior. Lo mejor es que el autor no se queda en la anécdota o el guiño: pone gas a fondo y exprime esta posibilidad hasta el final. Y es que, al fin y al cabo, los cuentos que siguen al excelente «Tot és veritat» juegan, justamente, a explorar los límites de las verdades y de las invenciones, como si quisieran dar la razón a una de las citas iniciales del volumen: «Los espectros de los libros no escritos vagan por las bibliotecas como almas en un cementerio» (Joaquim Roig i Cordellach).

He aquí un libro para leer con una sonrisa permanente en los labios, admirando la gran habilidad de Masó no sólo para inventar biografías «plausibles» en todos los rincones del planeta, sino sobretodo por, paralelamente, ir recordando al lector que todo es juego y un inmenso engaño: desde citas a la Wikipedia hasta un hilarante Índice Onomástico, en el que el autor da el antepenúltimo estoque al artificio pseudoacadémico creado página tras página. Consciente, pero, que a los libros no les tiene que sobrar ni una sola hoja, Masó crea hasta la última línea y se guarda dos piezas más en forma de Bibliografía y Agradecimientos para redondear un libro que avisa desde la primera cita, de Mark Twain: «La verdad es más extraña que la ficción porque la ficción está obligada a seguir posibilidades; a la verdad no le hace falta«. O al revés.

 

«De les set, la primera vida va ser la més curta. Asfixiat pel cordó umbilical que se li havia entrotolligat al coll, Jindrich Novák va venir al món clínicament mort el 8 de febrer de 1928. La llevadora no va adonar-se’n i, a corre-cuita, creient que el nadó encara vivia, va desenredar el nus que l’escanyava i els pulmons de la criatura van tornar a inflar-se d’aire: així va començar la segona vida de Jindrich Novák.

Aquella primera vida va ser monòtonament uterina: vuit mesos, tres setmanes i cinc dies que havien transcorregut sense incidents ressenyables més enllà de la previsible evolució d’òrgans i membres que va transformar un llavor difusa en una figura francament antropomorfa.«