Campanya poètica

¿Vienen sábados de buen tiempo? ¡Pongámosle poesía!


Los sábados son poesía

A principios de abril, las dos olas de calor que ya hemos sufrido este año, antes no ha llegado el verano oficial, no estaban previstas ni por casualidad. Da por pensar si no fue la poesía, ¡la que hizo subir la temperatura!

Porque, ciertamente, lo que empezó como un par de sábados, después del paso del Dragón, con actividad en la calle para volver a pone en circulación la literatura en Mayúsculas, acabó siendo un ciclo extraordinario, con momentos de lirismo vibrante y otros de juego poético que incluso tuvieron puntos de delirio. Si en la primera categoría se inscribirían plenamente las propuestas del sanjustense Joan Urpinell y los poemas dedicados a la musa que lo convirtió en padre y, por supuesto, la selección que Corina Oproae nos ofreció de poetas rumanos como Anna Blandiana o Martin Sorescu -¡además de los propios!-; en la segunda, podemos inscribir El joc del penjat de Josep Pedrals y los versos que dedicaba a sus compañeros de clase cuando jugaban en el patio de la escuela, pero también las charlas entre Gotanegra y Fontalba subiendo y bajando puertos y crestas en Cor pirinenc, por obra y gracias de Lluís Calvo. Y en un estadio intermedio, puede que inclasificable, estarían las imágenes irreales, potentísimas y extrañas de John Ashbery en Una onada, además de los juegos que Djuna Barnes, en una novela cargada de poesía, hace correr en El bosc de la nit.

Com sea, el calorazo de los sábados al mediodía nos descubrieron un factor que -¡y hay que ver lo grande que es!- casi no teníamos presente: la sombra de la morera plantada delante de la fuente de la calle Bonavista. Nos aprovechamos de ella desde la primera sesión, cuando Laia Martínez e Ignasi Pàmies, traductores de la Barnes y de Mavis Gallant, imploraron piedad a la justicia que les caía con un sol impropio de mediados de mayo. Así hemos redescubierto el espacio: desde aquella primera sesión ya no abandonamos la disposición, mirando Bonavista para arriba (i no para el supermercado), que el clima nos hizo evidente. Hasta que, un mes más tarde, la inclemencia solar era demasiado acusada y el juglar del Eixample insinuó que dentro de la librería estaríamos mucho mejor -después que diversos amigos de la librería ya nos lo hubieran pedido. Para la sesión bisagra, que coincidía justo con el fin de semana de la Fiesta Mayor del Ateneu, ya habíamos previsto cambiar la morera por el roble del patio ateneísta, si bien las obras en la Sala Grande obligaron a trasladarlo a la sala Piquet, con acompañamiento de vino blanco, gentileza de El Celler de Can Mata, y guiño a las sesiones de degustación que están en el origen de Cal Llibreter...

Fueron cinco sábados de intensidad poética de alto vuelo, como el que nos sirvió Corina Oproae recitando en cuatro idiomas: catalán, castellano, inglés y rumano.

La meva llengua és la teva llengua.
La teva llengua és la meva llengua.
I no és que sigui un bescanvi.

És que si no faig de la llengua d'altri la meva llengua
m'esclaten magranes de vidre dins la boca.

No només temo la meva ferida.
També penso en la teva.

 

O el aprendizaje del concepto que Carla Fajardo se inventó para definir la poética de Joan Urpinell: mapernidad, expuesta en el prólogo que le escribe en Eixam de claus: "se pregunta qué diferencia hay entre paternidad y maternidad y si haría falta encontrar nuevas palabras sin aparentes obligatoriedades biológicas, como crianza, que se alejen de los estereotipos y que interpelen el sentido emocional de la familia, en sus formas más diversas. La poesía de Urpinell maperna".

Ha arribat la paraula.
La revolució indòmita
de l'homo sapiens.

Mirant-me, ben armada
d'una punyent convicció,
has interromput l'aire
i amb una pulsió primària
has emès aquell so
que, feliçment, em condemna
a l'ésser vulnerable.

Cada papa que dius
és un eixam de claus
que, nu, em fixa al món.

I el vuelo lírico-festivo en que se convierte cualquier visita de Josep Pedrals, que casi ya ha actuado en todos los rincones donde hemos programado recitales, en Sant Just:

O sigui, que els tenia per corbata
des que s'ho havia fet amb la Renata
enmig de la follia d'una festa,
quan, pels efectes d'una intensa ingesta,
Ell va tirar la canya,   ella va picar l'ham
i en un racó -nyam-nyam-,
amb entremaliadura,
es van deixar portar per la natura.