«Como se ha apuntado en algún momento, Otoño es sobretodo una novela que cuestiona todo lo que está establecido: justo lo que es la pertenencia del Reino Unido a Europa, o de Escocia al Reino Unido, o «verdades» como que no hubo artistas mujeres pop, o que Inglaterra siempre ha sido receptora de inmigración y no ha habido problemas…«.

Con esta contundencia se expresaba uno de los lectores de la primera novela del «cuarteto» (o tetralogía, si lo preferís, que Nórdica publica en castellano) con el que Ali Smith se propuso retratar el presente más rabioso de la sociedad británica, en este inicio de millenio. En este blog podréis leer [sólo en catalán] el resto de comentarios, elogiosos algunos, críticos otros, que mereció Otoño en el Club de Lectura del Ateneu de Sant Just Desvern: una obra que te hace ir para arriba y para abajo, con escenas geniales, escrita en forma de collage, que rescata a una pintora pop británica desconocida por casi todo el mundo y que, jugando metafóricamente con el significado de la estación que coge por título, reflexiona sobre el paso del tiempo y pone encima de la mesa algunos temas bien candentes (en la Gran Bretaña y en el resto del mundo occidental): la posverdad, la inmigración, el feminismo y, sí, también el brexit

 

 

«Quieres decir que hay la verdad y hay las versiones fabricadas de la verdad que nos dicen sobre el mundo, dijo Daniel.

No. El mundo existe. Las historias se fabrican, dijo Elisabeth.

Pero no son menos verdad por eso, dijo Daniel.

Esta charla es ultraloca, dijo Elisabeth.

Y quien sea que fabrica la historia, fabrica el mundo, dijo Daniel. O sea que siempre tienes que intentar acoger la gente en la casa de tu historia. Es mi sugerencia.

¿Cómo se puede acoger gente a las histories inventadas?, dijo Elisabeth.

Lo que sugiero, dijo Daniel, es que, si tú explicas la historia, des siempre a tus personajes el mismo beneficio de la duda que agradecerías si se tratara de ti.

¿Qué beneficio? ¿El de la comunidad?, dijo Elisabeth.

El beneficio de la duda necesaria.«