Una de las sorpresas del año: una novela de formato fragmentario que, a base de recortes de diversas vidas, como si fueran piezas de un rompecabezas, se convierte en el mapa de la identidad de la protagonista, Shayna, una norteamericana de 24 años en quien confluyen varias religiones, colores de piel y clases sociales…

Como apuntó uno de los miembros del Club de Lectura del Ateneu de Sant Just: «la gracia del libro es que la autora toca muchos puntos y temas sociales esenciales para denunciarlos, pero de manera indirecta (….). No le pone dramatismo, a pesar que trata momentos muy duros.» (Podéis leer toda la crónica en este blog –sólo en catalán). Además, el libro de Nancy Huston atraviesa la segunda mitad del s. XX a través de escenas que nos situan sus personajes en momentos históricos icónicos de los EUA: la marcha por los derechos humanos de Martin Luther King, las protestas contra la guerra de Vietnam, el ascenso de Ronald Reagan al poder, el 11-S… mientras va hilando temas como la maternidad, el racismo, el peso de la religión, la explotación sexual o el suicidio.

 

 «¡Toda la historia del bronceado es una estafa, Shayna! Ya debes haberte dado cuenta que los millones de marrones que hay en el mundo no se pasan horas y horas tumbados en la playa, ¿no? Sólo los beige hacen estas cosas. Aunque, de hecho, es un problema muy reciente, tan sólo hace unas dácadas que existe. Al contrario, durante siglos Occidente había loado la piel de alabastro. Aunque José, María y Jesús evidentemente eran palestinos morenos, todos los artistas del Renacimiento decidieron pintarlos pálidos. Blancura rimaba con pureza, alas de ángel –sobretodo en las mujeres, en las que vestidos, faldones y pañuelos de puntas tenían que ser tan blancos como su alma–, es suficiente con pensar en Otelo y Desdémona, ¿no? Las mismas metáforas florecieron a lo largo de la época de las Luces, hasta el Romanticismo»