de Ferran Garcia
Barcelona, La Fuga ediciones, febrero del 2022.
182 pàgs.
«Hay pueblos vivos y pueblos muertos, hay pueblos que crecen y otros que mueren, hay pueblos que suben por las crestas o bajan hasta el mar, hay pueblos ahogados y hay pueblos sepultados, hay pueblos abandonados, hay pueblos malditos y benditos, imaginarios y reales, hay pueblos que te abrazan y otros que te escupen. Hay todo esto y mucho más, pero Taradell, aquella tarde, no se parecía a nada de lo que he dicho. No sólo era por las casas cerradas, las calles vacías o el campanario mudo. Había algo deslizándose entre las fachadas, rodando por las calles, agachado en las esquinas. Algo vinculado al miedo pero no únicamente.
En los pueblos las palabras que pasan más rápido de casa en casa son las que no se dicen.»
Un hito que hay que celebrar y que aplaudimos con fervor, desde Cal Llibreter: ahora que el western se impone como género de moda, descubrirnos la tercera guerra carlista como una especie de Guerra de Secesión «a la catalana» es un acierto que, sumado a un personaje de los que no se olvidan, Joan Tur, hace de esta novela uno de aquellos libros que no nos cansaremos de recomendar (esperando que se contagie).
«Creía que eras bueno, dije.
¿Yo?
Sí.
Se encogió de hombros.
La bondad es relativa. Mira por la ventana. ¿Es el día que empieza o la noche que acaba?»